Según demuestra un estudio, adelgazar puede ser más sencillo si en la dieta incluimos alimentos como las legumbres o las hortalizas y evitamos productos como las patatas o las harinas refinadas.
Tal como muestra este trabajo, publicado en la revista 'Cochrane Library', para una persona con obesidad, lo más efectivo para perder peso tal vez no sea renunciar a todos los carbohidratos, proteínas o grasas, como propugnan muchas dietas, sino analizar el modo en que los alimentos se transforman en energía para desechar aquellos que menos ayudan a adelgazar.
La importancia del índice glucémico
Las legumbres, algunas hortalizas y alimentos como la pasta italiana poseen un índice glucémico bajo, es decir, tardan más tiempo en convertirse en azúcar en el organismo. Por el contrario, el contenido en glucosa de productos como el pan blanco o las patatas llega rápidamente al torrente sanguíneo después de ser ingeridos, por lo que su índice glucémico es alto. Estos últimos son los que, según esta revisión, una persona con obesidad debería evitar.
Para llevar a cabo esta investigación, se revisaron seis estudios que comparaban la efectividad de las dietas de bajo índice glucémico con otros tipos de regímenes alimenticios.
Los resultados mostraron que, entre los participantes, aquellos que habían seguido una alimentación pobre en azúcares solubles habían perdido más peso que el resto. Además, el descenso en los índices de masa corporal y la mejora en el perfil del riesgo cardiovascular también fueron más notables en este grupo.
"Reducir la carga glucémica de la dieta parece ser un método efectivo para promover pérdidas de peso y mejorar los perfiles lipídicos y puede ser incorporado de forma sencilla en el modo de vida de una persona", comentan los investigadores. "Estas dietas añaden la ventaja de que son fáciles de seguir y es más probable conseguir resultados en cuanto a saciedad que con otros regímenes", añaden. Además, remarcan que "es menos necesario restringir la ingesta de comida ya que lo que se consume predominantemente son carbohidratos de bajo índice glucémico".
A pesar de que los autores afirman que sus resultados "podrían ser de aplicación en otros países desarrollados", también reconocen que son necesarios estudios más largos – los analizados variaban entre las cinco semanas y los seis meses de duración- para determinar si las mejoras registradas con las dietas de bajo índice glucémico se mantenían y podían ser incorporadas como un hábito de vida a largo plazo.
Tal como muestra este trabajo, publicado en la revista 'Cochrane Library', para una persona con obesidad, lo más efectivo para perder peso tal vez no sea renunciar a todos los carbohidratos, proteínas o grasas, como propugnan muchas dietas, sino analizar el modo en que los alimentos se transforman en energía para desechar aquellos que menos ayudan a adelgazar.
La importancia del índice glucémico
Las legumbres, algunas hortalizas y alimentos como la pasta italiana poseen un índice glucémico bajo, es decir, tardan más tiempo en convertirse en azúcar en el organismo. Por el contrario, el contenido en glucosa de productos como el pan blanco o las patatas llega rápidamente al torrente sanguíneo después de ser ingeridos, por lo que su índice glucémico es alto. Estos últimos son los que, según esta revisión, una persona con obesidad debería evitar.
Para llevar a cabo esta investigación, se revisaron seis estudios que comparaban la efectividad de las dietas de bajo índice glucémico con otros tipos de regímenes alimenticios.
Los resultados mostraron que, entre los participantes, aquellos que habían seguido una alimentación pobre en azúcares solubles habían perdido más peso que el resto. Además, el descenso en los índices de masa corporal y la mejora en el perfil del riesgo cardiovascular también fueron más notables en este grupo.
"Reducir la carga glucémica de la dieta parece ser un método efectivo para promover pérdidas de peso y mejorar los perfiles lipídicos y puede ser incorporado de forma sencilla en el modo de vida de una persona", comentan los investigadores. "Estas dietas añaden la ventaja de que son fáciles de seguir y es más probable conseguir resultados en cuanto a saciedad que con otros regímenes", añaden. Además, remarcan que "es menos necesario restringir la ingesta de comida ya que lo que se consume predominantemente son carbohidratos de bajo índice glucémico".
A pesar de que los autores afirman que sus resultados "podrían ser de aplicación en otros países desarrollados", también reconocen que son necesarios estudios más largos – los analizados variaban entre las cinco semanas y los seis meses de duración- para determinar si las mejoras registradas con las dietas de bajo índice glucémico se mantenían y podían ser incorporadas como un hábito de vida a largo plazo.
Vía: elMundo.es
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